Cuando era pequeño las únicas coreanas que conocíamos eran unos abrigos con una capucha enorme (en la que cabían media docena de cabezas de niño) ribeteada con piel de oso polar o de lobo o de vete tu a saber.
Por suerte la globalización ha hecho posible que incorporemos al imaginario colectivo otras coreanas.
Esta dice que se llama Natasha Yi y que algún pariente suyo nació en Corea. Nos vale perfectamente.
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